
LA M CON LA A MA
LA M CON LA E ME,
RECITABA AQUEL ALUMNO SIN SABER
QUE AQUELLA LLUVIA DE LETRAS
LE ABRIRÍA LAS PUERTAS
DE UN MUNDO POR CONOCER
¿Y si fuera amor, amor de verdad? Una deliciosa novela sobre el poder del amor
La vida de Jimmy no era diferente a la de cualquier otro chico de once años. Sin embargo, aunque no lo supiera, lo era. Detrás de su identidad se escondía un profundo y peligroso secreto de Estado. Una tarde, el servicio secreto británico decide reclamar su tutela, pero el niño sólo escucha y obedece a la voz de su madre: «Corre, Jimmy, huye». Desde entonces, comenzará una frenética carrera para escapar de quienes lo buscan pero, sobre todo, para luchar contra su propia naturaleza. Algo en su interior crece de forma violenta cuando está en peligro. En cada nueva situación a la que se enfrenta descubre que tiene destrezas y habilidades que desconocía; algunas lo hacen sentir fuerte, pero otras... ¿cómo controlar el impulso, por ejemplo, de matar a un inocente?
Le temblaban las piernas de la fatiga. Se inclinó hacia delante y apoyó las manos en las rodillas, notando cómo se desvanecía la fuerza de su interior. ¿Qué era ese extraño impulso interno que le llevaba a correr o pelear? ¿Cómo era que, de repente, tenía la capacidad para hacer ambas cosas? No estaba seguro de que le gustara. Por muy maravilloso que podía ser ese poder, su simple presencia le era aterradora. Hasta esa noche, Jimmy había sido como cualquier chico normal.
Y, además, no le gustaba tener ese lado violento. No lo empleaba sólo en defensa propia. Jimmy había tenido la intención de luchar contra Mitchell, cuando simplemente le podría haber dado la mochila y haber evitado que alguien saliera herido. Se imaginó a sí mismo haciendo daño a alguien o incluso alguna cosa peor..., pero la idea le hizo poner cara de asco y negar con la cabeza.» (pág. 48)
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La familia Hollins decide que este año sus vacaciones serán diferentes. En lugar de acudir a la playa inglesa que frecuentan desde siempre, irán de acampada por los principales países de Europa. Pero el viaje no resulta tan sencillo como esperan. Tras perder el rumbo, la estrambótica familia monta su carpa en un bosque oscuro, al lado de un misterioso castillo. Sólo Henry, el hijo, parece percatarse del peligro: están rodeados de lobos voraces. El pueblo tampoco recibe de buena gana a los turistas ingleses. ¿Por qué? ¿Qué habrá ocurrido allí años atrás?
Sin embargo, nada es lo que parece. En esta historia, más que nunca, las apariencias engañan y la casualidad se transforma en un serie de catastróficas desdichas.
«El conde Alucard lanzó un largo suspiro. No había nada en el mundo que le horrorizara tanto como los cazadores de vampiros. ¡Pululaban en la zona con cruces colgadas al cuello y los bolsillos llenos de cabezas de ajo!
-Si me hubieran dado una moneda de oro por cada cabeza de ajo que han traído a este castillo -se dijo el conde Alucard-, ¡ahora sería un vampiro riquísimo!
Tenía que reconocer que su nuevo amigo, Henry Hollins, llegó con una cabeza de ajo en el bolsillo; pero él por lo menos tuvo la delicadeza de tirarla cuando se lo pidió. Y, además, se disculpó. ¡Un aldeano nunca pediría perdón a un vampiro! ¡Ni aunque fuera vegetariano! No, ni aunque la luna llena durara un mes entero.
"¡Es más probable que te claven la estaca en el pecho primero y pregunten después!", se dijo el conde mientras se introducía en el armario y cerraba silenciosamente la puerta.» (Pág. 86)
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POEMA XX
Puedo escribir los versos más tristes esta noche.
Escribir, por ejemplo: "La noche está estrellada,
y tiritan, azules, los astros, a lo lejos."
El viento de la noche gira en el cielo y canta.
Puedo escribir los versos más tristes esta noche.
Yo la quise, y a veces ella también me quiso.
En las noches como esta la tuve entre mis brazos.
La besé tantas veces bajo el cielo infinito.
Ella me quiso, a veces yo también la quería.
Cómo no haber amado sus grandes ojos fijos.
Puedo escribir los versos más tristes esta noche.
Pensar que no la tengo. Sentir que la he perdido.
Oir la noche inmensa, más inmensa sin ella.
Y el verso cae al alma como al pasto el rocío.
Qué importa que mi amor no pudiera guardarla.
La noche esta estrellada y ella no está conmigo.
Eso es todo. A lo lejos alguien canta. A lo lejos.
Mi alma no se contenta con haberla perdido.
Como para acercarla mi mirada la busca.
Mi corazón la busca, y ella no está conmigo.
La misma noche que hace blanquear los mismos árboles.
Nosotros, los de entonces, ya no somos los mismos.
Ya no la quiero, es cierto, pero cuánto la quise.
Mi voz buscaba el viento para tocar su oído.
De otro. Será de otro. Como antes de mis besos.
Su voz, su cuerpo claro. Sus ojos infinitos.
Ya no la quiero, es cierto, pero tal vez la quiero.
Es tan corto el amor, y es tan largo el olvido.
Porque en noches como esta la tuve entre mis brazos,
mi alma no se contenta con haberla perdido.
Aunque este sea el ultimo dolor que ella me causa,
y estos sean los ultimos versos que yo le escribo.
PABLO NERUDA
Veinte poemas de amor y una canción desesperada
POEMA 14
Asomaba a sus ojos una lágrima
y a mi labio una frase de perdón;
habló el orgullo y se enjugó su llanto,
y la frase en mis labios expiró.
Yo voy por un camino; ella, por otro;
pero, al pensar en nuestro mutuo amor,
yo digo aún: —¿Por qué callé aquel día?
Y ella dirá: —¿Por qué no lloré yo?
Gustavo Adolfo Becquer